| El mensaje que la Biblia
            trae al hombre es muy sencillo. Para comprender el mensaje del cristianismo,
            es esencial entender el plan de la salvación. Dios es el Creador,
            es el Alfa y la Omega, es su plan. Dios es bueno según la definición
            tradicional de “bueno”. La Biblia nos advierte que en los últimos
            días los hombres llamarán a lo bueno malo y a lo malo bueno. La definición
            relativista de bueno se determina por la mayoría del voto y según
          lo que políticamente sea correcto. | 
         
        
          
                  6~
                El Mensaje Eterno  
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               El
                Plan de Salvación desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo
            Testamento           | 
         
        El
              hombre no permanece en el tiempo excepto para Dios, solo Dios permanece
              como una roca mientras que todo lo demás es confusión y pasajero.
              Él es justo y verdadero, el es bueno, el es el proveedor para el
              hombre y su descendencia a través de las generaciones. Aquellos
              que no le conocen son hombres que se están ahogando en el torrente
              del tiempo y no tienen una roca de donde aferrarse. Los que dicen
              que Dios es malo no le conocen, sino simplemente ven su propio
              reflejo. En su corrupción pecaminosa han llenado su corazón de
              orgullo y están construyendo vanas edificaciones, filosofías extrañas,
              y doctrinas de demonios, donde el hombre transitorio se hace como
              Dios, produciendo estragos en una humanidad sin rumbo.             El mensaje que la Biblia trae al hombre es muy
              sencillo. Para comprender el mensaje del cristianismo, es esencial
              entender el plan de la salvación. Dios es el Creador, es el Alfa
              y la Omega, es su plan. Usted puede mirar a Dios como el Artista
              Supremo, el más grande Programador. Dios es bueno según la definición
              tradicional de “bueno”. La Biblia nos advierte que en los últimos
              días los hombres llamarán a lo bueno malo y a lo malo bueno. La
              definición relativista de bueno se determina por la mayoría del
              voto y según lo que políticamente sea correcto. 
            La bondad de Dios está representada en su generosidad.
              La creación ordenada de Dios provee al hombre de alimento, vestido,
              energía, refugio y de tantas cosas que no son primordiales, como
              la belleza, además de una increíble variedad. El hombre está tan
              bien cuidado que tiene tanto tiempo para despilfarrar sus recursos,
              peleando guerras significativas como la II Guerra Mundial donde
              perdieron la vida quince millones de personas en servicio y muchos
              civiles más. No es Dios quién personaliza la dualidad de lo bueno
              y de lo malo sino el hombre. El hombre sin Dios es capaz de la
              peor maldad. Es el hombre quién contamina la hermosa creación de
              Dios. 
            El primer paso para liberar al hombre de la esclavitud
              de su innata maldad, es entender quién es Dios y cuál es su plan
              para la humanidad. Entender el reino sobrenatural y ver como la
              maldad ha infestado esa dimensión, le dará una visión general a
              aquellos que se encuentran en tinieblas espirituales. El cumplimiento
              del plan de Dios para la humanidad es el aceptar a Jesucristo como
              el Señor y redentor personal. 
            Dios en su infinita creatividad, creó el universo
              y toda su belleza, variedad y complejidad. Creó a Adán como compañero
              y amigo, lo puso en un jardín en el Oriente llamado Edén, se lo
              dio para que lo cuidara y lo cultivara. Le dio Dios este mandato
              a Adán: “Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del
              árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El
              día que de él comas, ciertamente morirás.”(Gen. 2:16-17). Dios
              no creó a Adán como un autómata sino que le dio libre albedrío;
              si el quería, podía comer del árbol del bien y del mal. 
            Dios, preocupado por el bienestar de Adán, llegó
              a la conclusión que no era bueno que el hombre estuviera solo;
              así que creó su ayuda idónea de una de sus costillas y la llamó
              Eva. Eva conocía la prohibición de no comer de ese árbol, y sabía
              cuales eran las consecuencias si comía de él; pero la serpiente
              la engañó y le dijo: “Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese
              árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores
              del bien y del mal” (Gen. 3:5). Eva comió del fruto del árbol y
              se lo dio a su esposo quien también comió. 
            Debido a su desobediencia, Dios le dijo a Eva
              que multiplicaría sus dolores en el parto y le dijo a Adán que
              por su trasgresión sería maldita la tierra; que con penosos trabajos
              comería de ella y que moriría. Al comer del árbol del bien y del
              mal, Adán y Eva tuvieron conciencia de su desnudez y para cubrirse
              entretejieron hojas de higuera, entonces “Dios el Señor hizo ropa
              de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió” (Gen. 3:21).
              Dios tuvo que sacrificar animales para hacer las ropas de pieles
              para Adán y Eva. 
            Hasta ese momento se nos dice que Dios vio a su
              creación y dijo que era buena. Ahora la muerte entró en el sistema
              por la desobediencia del hombre y tuvo que derramarse sangre, sangre
              inocente. Dios sacó a Adán y a Eva lejos del jardín del Edén “No
              vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol
        de la vida, y lo coma y viva para siempre” (Gen. 3:22).  |  
        
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  La
            Serpiente Lucifer           | 
         
        
          | La
            serpiente en el jardín del Edén ha sido identificada como Lucifer
            o Satanás, y el profeta Ezequiel con su elocuencia poética describe
          a Lucifer en Ezequiel 28:12-17 en un analogía con el rey de Tiro: | 
         
        
           | 
          Eras un modelo de perfección, 
  Lleno de sabiduría y hermosura perfecta. 
  Estabas en el Edén, en el jardín de Dios, 
  Adornado con toda clase de piedras preciosas; 
  Rubí, crisólito, jade, 
  Topacio, cornalina, jaspe, 
  Zafiro, granate y esmeralda. 
  Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, 
  Especialmente preparados para ti 
  Desde el día en que fuiste creado. 
  Fuiste elegido querubín protector, 
  Porque yo así lo dispuse. 
  Estabas en el santo monte de Dios, 
  Y caminabas sobre piedras de fuego. 
  Desde el día en que fuiste creado 
  Tu conducta fue irreprochable, 
  Hasta que la maldad halló cabida en ti. 
  Por la abundancia de tu comercio, 
  Te llenaste de violencia, y pecaste. 
  Por eso te expulse del monte de Dios, 
  Como a un objeto profano. 
  A ti, querubín protector, te borré 
  De entre las piedras de fuego. 
            A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. 
            A causa de tu esplendor, corrompiste tu
                sabiduría. 
  Por eso te arrojé por tierra.  | 
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          La
              rebelión de Lucifer contra Dios parece estar arraigada en el orgullo
              que llenó su corazón como resultado de su propia belleza. Fue Dios
              quién le dio su belleza como un ser creado. El libro de Apocalipsis
              describe una guerra entre los ángeles de Dios y Lucifer (Dragón)
              y sus ángeles. Esta es una guerra que se lleva a cabo en los cielos
              en los albores del tiempo, es una “guerra de las galaxias” espiritual.
          (Ap. 12:7-9). 
          Miguel y sus ángeles fueron más fuertes que el dragón y sus ángeles. El bien
            es más fuerte que el mal. El bien y el mal son distintos y están
            separados; no son dos caras de la misma moneda, como lo profesan
            algunas filosofías de hombres, religiones y artistas pop. 
          Los ángeles son seres creados, y como tales tienen
            personalidades distintas. Tienen el libre albedrío para rebelarse
          contra su Creador.  | 
         
        
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               “Nephilim”
            y El Gran Diluvio           | 
         
        
          El
              dragón fue expulsado del cielo después que Dios creó a Adán y Eva,
              por eso estaba presente en el jardín del Edén en forma de serpiente.
              Se nos dice en Génesis 6:2 que en la medida en que los descendientes
              de Adán y Eva se multiplicaban sobre la faz de la tierra, “Los
              hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas.
              Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon”. 
            Se
              diferencian los hijos de “Dios” de las hijas de “los hombres” indicando
              un cruce de seres angelicales con seres terrenales. Probablemente
              estos “hijos de Dios” son los ángeles caídos. Hay base bíblica
              para pensar que el término “hijos de Dios” se utiliza en el sentido
              de seres sobrenaturales pero seres que ya no son dioses en carácter.
              Los cuatro versículos que siguen indican que este cruce produjo
          seres extraños lo cual no agradó a Dios (Génesis 6:3-7):  | 
         
        
          
            
               | 
              Pero el Señor dijo: “Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre,
                  porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente
                  ciento veinte años.” Al unirse los hijos de Dios con las hijas
                  de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes,
                  que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces
                  hubo gigantes en la tierra. Vio el Señor que la maldad del
                  ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos
                tendían siempre hacia el mal”.  | 
               | 
             
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          La
              versión de la Biblia King James traduce Nephilim como “gigantes”.
              Dios no se agradó de la maldad rampante. El Señor lamentó haber
              creado al hombre, y a los animales, a los reptiles, y las aves
              del cielo. 
            La
              creación se había corrompido, y el cruce con los “hijos de Dios”,
              tuvo mucho que ver con esa maldad rampante. Sin embargo Noé agradó
              a Dios por ser un hombre justo; Dios instruyó a Noé para que construyera
              un arca e hiciera entrar a toda su familia y a los animales. Entonces
              “se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas
              del cielo” (Gen. 7:11). Cuarenta días y cuarenta noches llovió
              sobre la tierra y tanto crecieron las aguas que cubrieron las montañas
              más altas que hay debajo de los cielos. Pereció todo ser viviente
              que se movía sobre la tierra. 
            Hoy
              tenemos dos vistas conflictivas del mundo con relación a los orígenes
              del hombre. Una es la perspectiva creacionista que es la vista
              bíblica, y la otra es la perspectiva evolucionista que rechaza
              a Dios y atribuye la naturaleza al azar, la supervivencia del más
              fuerte y las mutaciones. Ésta última perspectiva considera la creación
              como un tipo de máquina protoplásmica que por ajustes y arranques
              se construye a sí misma. Debido a su naturaleza accidental y al
              azar, la evolución requiere de millones, quizás billones de años
              para explicarse a sí misma. La evolución cierra los ojos ante el
              hecho de que no hay evidencia de ninguna especie evolucionando
              a otra, ni de ninguna mutación, a menos que sea regresiva e incapaz
              de propagarse a sí misma. Como tal, la evolución es más un sistema
              de creencias que científica. 
            Para
              llevar la teoría a la realidad práctica, simplemente tomemos un
              reloj y lo desarmamos, colocamos sus piezas en una licuadora y
              la encendemos. Por más que mezclemos, licuemos o hagamos cualquier
              otra cosa, es imposible que se vuelva a armar un reloj funcional.
              Tendrá que hacerlo una fuerza inteligente o una persona. El organismo
              viviente más simple, es mucho más complejo que un reloj. La vida
              misma está programada en código binario y el universo está entretejido
              por leyes físicas metódicas. A través de la ley de la entropía
              se pierde energía en el tiempo y las cosas progresan de un estado
              más ordenado a otro menos ordenado. 
            El
              Gran Diluvio explica fácilmente la presencia de grandes campos
              de petróleo en varias partes del mundo. La tremenda actividad de
              crecimiento y mengua del diluvio pudo haber compactado muy rápidamente
              vastas cantidades de organismos arrastrados por las aguas. Se ha
              interpretado el “reventar las fuentes del mar profundo” como la
              lava fluyendo de la corteza de la tierra. La combinación del calor
              y la presión puede reducir las plantas basadas en carbón y la materia
              animal en aceite en muy corto tiempo. Las formaciones geológicas
              como el Gran Cañón pueden ser creadas por una rápida erosión y
              sedimentación producidas por las condiciones de marea del Gran
              Diluvio. No se requiere de millones de años. 
            El
              creer en la evolución niega la necesidad de un Creador inteligente
              que es más sublime y diferente que su creación. La creación misma
              es su dios. Para el hombre esto es una filosofía muy atractiva
              porque le permite a través de sus esfuerzos, ya sea a través de
              yoga, la meditación o simplemente evolucionando, llegar a convertirse
              eventualmente en un dios. Tal como Lucifer, el corazón del hombre
              puede levantarse y llenarse de orgullo. El orgullo es un enfrentamiento
              directo con Dios y resulta de las mentiras que la serpiente le
              dijo a Eva, que al comer del fruto “llegará a ser como Dios” (Gen.
              3:5).  
            La
              iniquidad del pecado contaminó la creación entera a través de la
              rebelión de Adán y Eva tratando ellos mismos ser dioses. Se basa
              en la usurpación del hombre de la posición justa de Dios. 
            Para
              ofrecer la salvación por la iniquidad del pecado, Dios esTableció
              y protegió la descendencia desde Adán y Eva hasta Noé, Abraham,
              Jacob, Isaac, David, José y Jesús. 
            Después
              del Diluvio Dios le dijo a Noé y a su hijos: “Sean fecundos, multiplíquense
              y llenen la tierra”. Sin embargo el orgullo del hombre permaneció
              tal como se ilustra en el intento que tuvieron de construir una
          torre en la llanura en la región de Sinar (Gen. 11:4):  | 
         
        
          
            
              |                | 
              . . . que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser
                  dispersos por toda la tierra. El Señor vio lo que estaban haciendo
                  y procedió a confundir sus lenguas de modo que no pudieran
                  comunicarse entre sí. Entonces los esparció desde allí por
                  toda la tierra así que no pudieron seguir construyendo la ciudad
                y la torre. | 
                             | 
             
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          |            | 
         
        
           
               Faraón
            Es Juzgado           | 
         
        
          La
              meta de Dios para el hombre es esTablecer una relación personal
              con personas justas, con aquellos que sinceramente le buscan de
              corazón. Abraham, Isaac, y Jacob eran tales individuos. Dios esTableció
              un pacto para bendecirlos a ellos y a sus hijos. Jacob, a quién
              Dios le puso el nombre de Israel, y sus hijos se asentaron en Egipto
              porque José ganó favor ante el Faraón por haber interpretado su
              sueño. 
            Faraón había tenido un sueño donde estaba de pie
              a las orillas del río Nilo y he aquí que vio siete vacas hermosas
              y gordas saliendo del Nilo que se pusieron a pastar entre los juncos.
              Luego vio siete vacas feas y flacas que se comieron a las vacas
              hermosas y gordas. José que había ganado reputación por interpretar
              sueños fue llamado ante Faraón para que le interpretara el sueño,
              le dijo al Faraón que no era él quien interpretaba el sueño pero
              que Dios le daría una respuesta favorable. Entonces le dijo que
              su sueño representaba siete años de mucha abundancia en Egipto
              seguidos por siete años de hambre. Faraón discernió que José era
              un hombre que tenía el espíritu de Dios y lo puso a cargo de toda
              la tierra de Egipto. José esTableció graneros para almacenar el
              grano recogido durante los buenos años como  reserva de alimento
              para los años malos que vendrían. 
            Los israelitas descendientes de Jacob fueron fructificados
              y se multiplicaron grandemente en Egipto. Prosperaron hasta que
              “llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José”
              (Éxodo 1:8) y tenía temor que los israelitas crecieran más poderosos
              que los egipcios. Los egipcios oprimieron a los israelitas y los
              llevaron a la esclavitud, pero Dios, fiel al pacto que había hecho
              con Abraham y sus descendientes, levantó un libertador, a uno que
              fue criado en la propia casa de Faraón, a Moisés. 
            Luego de vivir en Madián por muchos años, Moisés
              regresó a Egipto con la ayuda de Dios, y le pidió a Faraón que
              dejara ir a los israelitas para que celebrar una fiesta en el desierto
              en honor a Dios. Faraón se negó y Dios trajo sobre el una serie
              de plagas para quebrantar su terquedad, para que dejara ir a los
              israelitas. 
            El Nilo, todos los arroyos, canales, lagunas y
              depósitos de agua se convirtieron en sangre, y murieron los peces;
              todo el país fue infestado con ranas, mosquitos e insectos en toda
              la tierra; todo el ganado fue atacado con pestilencia; personas
              y animales afectados por úlceras; el granizo destruyó plantas y
              derribó árboles, las langostas se comieron lo que el granizo no
              destruyó y densas tinieblas cubrieron la tierra durante tres días.
              Faraón persistía en su terquedad, luego acordaba dejar libre a
              los israelitas pero cambiaba de opinión cuando Dios quitaba la
              plaga. 
            Finalmente Dios le dijo a Moisés que traería una
              plaga más sobre Faraón y Egipto, seguramente después de esto Faraón
              dejaría salir a Moisés y los israelitas de Egipto. A la medianoche
              moriría el primogénito de toda la tierra desde la casa de Faraón
              hasta los hijos de las esclavas y todo primogénito del ganado.
              Moisés instruyó a los israelitas según las casas de sus padres,
              para que tomaran un cordero sin mancha y lo sacrificaran a la medianoche.
              Ellos debían tomar parte de la sangre del cordero y untarla en
              los dinteles de sus casas donde comerían los corderos. 
            A la medianoche el Señor pasó por todo Egipto
              e hirió de muerte a todo primogénito de la tierra de Egipto y “Todos
              en Egipto se levantaron esa noche, lo mismo el Faraón que sus funcionarios,
              y hubo grandes lamentos en el país. No había una sola casa egipcia
              donde no hubiera algún muerto” (Éxodo 12:30). El cordero era el
              sacrificio de Pascua al Señor que pasó de largo la casa de los
              israelitas. Los egipcios fueron golpeados con la muerte mientras
              que las casas de los israelitas donde se aplicó la sangre del cordero
        sin mancha fueron guardadas.  |  
        
          |            | 
         
        
                         El
              Cordero de Dios           | 
         
  Cuando Juan el Bautista vio que Jesús se acercaba a él se dio cuenta de la deidad
            de Jesús, y dijo: “¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el
            pecado del mundo!” (Juan 1:29). De nuevo al día siguiente Juan estaba
            con dos de sus discípulos y al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo:
            “¡Aquí tienen al Cordero de Dios!” (Juan 1:36) y los dos discípulos
            de Juan siguieron a Jesús. 
          Por
            el pecado de Adán y Eva en el jardín del Edén, Dios trajo la muerte
            a la creación matando animales para vestirlos con sus pieles. A partir
            de allí los hombres ofrecen sacrificios a Dios para la expiación
            de sus pecados. La sangre de un cordero sin mancha rociada en los
            postes y dinteles de sus casas, protegió a los israelitas y sus casas
            de la muerte de los primogénitos. 
             
  Hay un solo sacrificio perfecto, la ofrenda del sacrificio tenía que ser sin
  la mancha del pecado. Solo Dios está sin pecado y toda la creación, por la
  caída de Adán y Eva quedó manchada por el pecado. El sacrificio perfecto tenía
  que ser Dios mismo. El Dios vivo, el Dios del universo tenía que tomar la forma
  de hombre para morir en la cruz de manera que toda la creación pudiera ser
  redimida. 
          Jesús
            le dijo a Nicodemo, un dirigente de los judíos y fariseo, quien se
            le acercó para pedirle un consejo: “Como levantó Moisés la serpiente
            en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre”
            (Juan 3:14). Jesús estaba comparándose a sí mismo con la serpiente
            de bronce que Moisés colocó en el asta, en el campo Israelí cerca
            del Mar Rojo, cuando salían de Egipto. Muchos de los israelitas estaban
            hablando contra Dios y Moisés, “¿Para qué nos trajeron ustedes de
            Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay ni pan ni agua! ¡Ya
            estamos hartos de esta pésima comida!” (Nm. 21:5). 
             
  Dios envió serpientes venenosas entre la gente, mordieron a las personas y
  muchos murieron. La gente fue a Moisés y reconocieron que habían pecado al
  hablar contra el Señor. Le rogaron entonces a Moisés que intercediera a Dios
  para que quitara las serpientes. Dios le dijo a Moisés que hiciera una serpiente
  de bronce y la pusiera en un asta. Todo aquel que había sido mordido al mirar
  a la serpiente de bronce en el asta, viviría. De la misma manera Jesús fue
  “levantado” en un asta, una cruz, para que todo aquel que mire a Jesús no muera
  sino que viva. 
          La
          declaración completa de Jesús a Nicodemo es (Juan 3:14-16):  | 
  
  
    
      
        |          | 
        Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado
            el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
            Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para
            que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. | 
                 | 
       
      | 
   
  
    | El apóstol Juan inicia su evangelio
      con la siguiente declaración (Juan 1:1-5): | 
   
  
    
      
        |          | 
        En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
            Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las
            cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir.
            En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta
            luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla. | 
                 | 
       
      | 
   
  
    Juan se refiere a Jesucristo como
        el “Verbo” en su existencia antes de su encarnación. Se nos dice que
        el Verbo era con Dios, de hecho era Dios. Se nos dice que las cosas llegaron
        a existir por él. Por lo tanto Jesús era el creador. Con relación a la
        encarnación de Jesús como hombre, Juan nos dice: “Y el verbo se hizo
        hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria
        que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”
        (Juan 1:14). 
      Así que Dios se hizo carne y habitó en la tierra como el Señor
        Jesús. Esta encarnación fue su “unigénito” del Padre. No existe ninguna
        otra encarnación y solo Jesucristo ha sido el unigénito de Dios. El evangelio
        de Lucas relata como Gabriel vino a María y le informó que ella tendría
        un hijo y que lo nombraría Jesús. Ella le preguntó al ángel ¿cómo es
        esto posible puesto que soy virgen? El ángel le respondió, “El Espíritu
        Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.
        Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios” (Lucas
        1:35). 
     
  Mateo 1:23 cita un pasaje profético de Isaías, uno de los profetas del Antiguo
  Testamento: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel
  (‘que significa Dios con nosotros’). 
      Dios a través de su Espíritu hizo que María concibiera al
        tiempo en que ella era virgen. Dios fue el Padre de Jesús y Dios tomó
        la forma de hombre para mostrarnos su naturaleza divina. En Jesús podemos
        ver la naturaleza compasiva de Dios; Jesús constantemente demuestra su
        preocupación por los hombres y las mujeres en los evangelios. Jesús le
        dio vista al ciego, sanó al sordo, sanó al que tenía la mano seca, levantó
        a los muertos, liberó a los que tenían ataduras demoníacas, con su autoridad
        echó fuera demonios. Jesús consuela al quebrantado y alimenta al hambriento. 
      Jesús se hizo amigo de los rechazados por la sociedad incluyendo
        cobradores de impuestos, una prostituta, y de los opresores romanos;
        él no condena a los que son rechazados y apedreados por los religiosos
        justos; se acerca en amor a aquellos que le odian, aún a aquellos que
        le crucificaron. Sin embargo, Jesús no tolera la hipocresía, especialmente
        de los orgullos espirituales. Sus implacables ataques están reservados
        para los falsos maestros religiosos que dejan que sus ovejas se pierdan. 
      Jesús mismo fue su mejor defensor afirmando inequívocamente
        que él era el Hijo de Dios y Dios encarnado. Cuando Jesús dijo: “El Padre
        y yo somos uno” (Juan 10:30) los judíos querían apedrearle. Le dijeron
        que lo harían por blasfemia “porque tú, siendo hombre, te haces pasar
        por Dios” (Juan 10:33). Ellos sabían lo que él estaba afirmando pero
        no lo aceptaban. Jesús casi fue apedreado en el templo cuando dijo: “Ciertamente
        les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡YO SOY!” (Juan 8:58)
        indicando su preexistencia. 
     
  Jesús le dijo a Tomás, “Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también
  a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto” (Juan 14:7).
  Jesús le decía a Tomás que por conocerlo a él, ahora conocía al Padre y le
  ha visto. Antes de esa afirmación Jesús le dijo a Tomás: “Yo soy el camino,
  la verdad y la vida, nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6).  | 
   
  
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         "Yo Estoy a la Puerta y Llamo"     | 
   
  
    La
        caída de Adán y Eva afectó a toda la creación con el pecado. El hombre
        es pecador y está separado de Dios. Pablo en su carta a los romanos afirma:
        “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. No hay
        forma en que el hombre pueda ser lo suficientemente bueno como para limpiar
        el pecado en su propia naturaleza. Podemos intentar seguir las leyes
        del sistema o del hombre, las cuales prometen salvación. Podemos practicar
        el yoga religiosamente, meditar regularmente, o dar toda nuestra riqueza
        a obras benéficas, hacer cánticos desde la noche hasta la mañana, hacer
        la dieta más estricta, orar a una gran variedad de dioses; pero a menos
        que aceptemos la única provisión de Dios para el pecado, la sangre de
        su Hijo, no tendremos una relación con Dios ni ahora ni en la eternidad.
        No pueden coexistir Dios y el pecado. “Porque la paga del pecado es muerte,
        mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro
        Señor” (Ro. 6:23). 
         
  Este autor aceptó a Jesucristo en un desafío. Habiéndole pedido verbalmente
  que entrara en mi vida no esperé que sucediera nada. Sin embargo, después que
  le acepté no pude meditar más (mantra yoga) y a los pocos días ni siquiera
  lo volví a intentar. Si usted cree que necesita tener una relación con el verdadero
  Dios, sencillamente y con sus propias palabras, pídale a Jesús que sea el Señor
  y Salvador de su vida. Pídale que perdone todos sus pecados y que tome control
  de su vida. El honrará su oración, le dará la vida eterna, y enviará a su Espíritu
  Santo para que more en usted. 
      Jesús
        dijo: “Mira que yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y
        abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap. 3:20). Cuando
        entramos en esta relación contractual con Dios no tenemos nada que perder
        pero podemos ganarlo todo. Una vez que usted inicia esta relación, Dios
        le dará el poder para renunciar a las fuerzas que lo mantienen en esclavitud
        y limpiará su casa. También le dará la vida eterna para siempre en la
        compañía de Dios. “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
        unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga
        vida eterna (Juan 3:16). 
      Pablo
        en 1 Corintios 1:18 reconoce que “El mensaje de la cruz es una locura
        para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir,
        para nosotros, este mensaje es el poder de Dios”. Dios esTableció un
        plan para redimir a la humanidad del pecado. Si ese plan vincula a Dios
        encarnado como hombre, muriendo en una cruz de madera por nuestros pecados,
        para que podamos tener la vida eterna, eso es una prerrogativa de Dios.
        Es el único plan que da resultado. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento,
        tal como ya ha sido demostrado, reflejan la consistencia interna y la
        cohesividad dinámica de ese plan a través de las edades. No tenemos el
        lujo de seleccionar un plan alterno, un plan de imitación creado como
        un fraude por hombres pecadores que pudieran ser dioses o ángeles rebeldes. 
      Al
        no participar en el plan de Dios aceptando a Jesucristo el Cordero de
        Dios como salvador personal, usted está garantizándose una eternidad
        sin Dios. Su alma terminará en un lugar frío y desolador, un lugar terrible
        de tormento, un lugar que Dios no creó para el hombre sino para el diablo
        y los ángeles caídos. Ciertamente el infierno debe ser un lugar terrible,
        porque Dios se encarnó como hombre y murió para evitar que el hombre
        pasara la eternidad en ese lugar. 
      Antes
        de su arresto y crucifixión Jesús se apartó con sus discípulos y oró
        con tal agonía que su sudor se convirtió en gotas de sangre que cayeron
        en el piso, una rara reacción fisiológica causada por una profunda angustia.
        Él oró con más fervor, “Padre, si quieres, no me hagas beber este trago
        amargo; pero no se cumpla mi voluntad sino la tuya” (Lucas 22:42). Él
        sabía la tortura que le esperaba, que sería golpeado, mofado, azotado,
        que se le daría una corona de espinas, que seria objeto de burla, atravesado
        por clavos, sofocado por su propio peso en una cruz, y atravesado con
        una lanza. 
      La
        Biblia tiene más de cincuenta versículos que mencionan un lugar llamado
        “infierno” y en Lucas 12:4-5, Jesús afirma enfáticamente:  |  
  
    
      
        |          | 
        A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después
            no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer:
            teman al que, después de la muerte, tiene poder para echarlos al
            infierno. | 
                 | 
       
      | 
   
  
    Dios es
        bueno, él es compasivo, misericordioso, y justo. Él no permitirá que
        el pecado manche su pureza. A menos que uno acepte la provisión de Dios,
        o sea, el sacrificio de su Hijo Jesucristo para remover el pecado, no
        podremos coexistir con él a través de la eternidad. El Señor y no Satanás,
        hirió de muerte a los primogénitos de la tierra de Egipto. El Señor envió
        numerosas plagas para convencer a Faraón para que dejara salir a los
        israelitas, Faraón inicialmente consentiría y luego, una vez que el Señor
        removía la plaga, se retractaba. El Señor hirió de muerte no solo al
        primogénito de Faraón sino a todos los primogénitos de los egipcios.
        Dios responsabilizó a todo Egipto por la conducta de su gobernante. 
      De la misma manera Dios nos responsabilizará a cada uno de
        nosotros, según si aceptamos o rechazamos la muerte de su Hijo en la
        cruz. Todo lo que se requirió fue la sangre de un cordero sin defecto,
        en los dinteles y postes de las casas de los israelitas para evitar la
        ira de Dios. Todo lo que usted necesita para tener la vida eternal es
        aceptar la sangre que Jesús derramó en la cruz hace mas de dos mil años
        en Jerusalén.    | 
   
  
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          Más artículos acerca del Dios en el Visones Biblicas Blog de Sherif Michael 
           Cambios Climáticos en las Profecías Bíblicas | 
   
  
    Recientemente
              el autor de este sitio web dictó una conferencia en el Campus de
              una Universidad en Rhennes, Francia sobre el tema “¿Porque Dios
              permite un Tsunamis?”. Es un tema difícil porque en el huracán
              Katrina y en el huracán del sureste de Asia el 5 de Enero pasado
              murieron muchas personas inocentes incluyendo a creyentes. La conferencia
              fue dictada desde el punto de vista cristiano. 
            ¿Acaso no le importa a Dios? (Para una discusión
              sobre el tema ¿Existe Dios? o “Pruebas de Dios” visite www.earthharvest.org).
              Si Dios es un Dios de amor, por supuesto que si le importa. El
              creó una “buena” creación (para tema de discusión o conocer acerca
              de los orígenes del universo visite Creación vs. Evolución en www.earthharvest.org).
              El Génesis 1:9-10 afirma: 
            “Y dijo Dios: <<¡Que
              las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar, y que aparezca
              lo seco!>> Y así sucedió. A lo seco Dios lo llamó <<tierra>>, y al conjunto de aguas lo llamó <<mar>>. Y Dios consideró que esto era bueno”. 
            Sin embargo todos sabemos que los Tsunamis que
              arrasaron con cientos de miles de personas y el huracán que destruyó
              Nuevas Orleáns con cientos de habitantes costeros no son “buenas
              aguas”. ¿Cuál es entonces el problema? ¿Acaso creó Dios entonces
              algo que era “malo”? 
            Al referirse a los tiempos finales, Jesús señala
              que se levantará una nación contra otra nación, y que “habrá grandes
              terremotos, hambres y epidemias por todas partes, cosas espantosas
              y grandes señales del cielo” (Lucas 21:11). Continua diciendo en
              Lucas 21:25-27 “Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas.
              En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por
              el bramido y la agitación del mar. Se desmayarán de terror los
              hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo, porque los
              cuerpos celestes serán sacudidos. Entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE
              VENIR EN UNA NUBE con poder y gran gloria”. 
            No sé si estamos en los tiempos finales o no.
              El calentamiento global pareciera no tener base con el 1934 con
              relación al año mas caliente del siglo pasado (considerando la
              información sobre data del Buró del Clima de los EEUU de la NASA),
              el enfriamiento de la tierra durante 1940-1970 cuando aumentaron
              las emisiones de dióxido de carbono, las supuestas causas del calentamiento
              global (Centro Espacial Goddard, Universidad de Columbia), y un
              área que es el 2% el derretimiento de la Antártica, como lo ha
              sido durante 6.000 mil años, mientras que en realidad la Antártica
              se ha estado enfriando. 
            Quizás las gigantescas olas y los huracanes que
              estamos viendo, cualquiera sea su causa, son solo el comienzo de
              los “dolores de parto” precursores de la Segunda Venida de Cristo
              y del Milenio, un tiempo cuando la paz global con Jesucristo el
              Mesías reinado con “mano dura” y con absoluta justicia (no mas
              guerras, corrupción, catástrofes físicas, terrorismo, dictaduras).
              Los terremotos profetizados, especialmente si son de costa adentro,
              pueden crear gigantescas olas y tsunamis. Estos cambios climáticos
              se manifestarán con cambios políticos (vea "Nostradamus vs. La Profecía Bíblica en www.earthharvest.org). 
            Entonces, ¿es Dios malo al permitir esta destrucción?
              El Antiguo Testamento nos informa que Dios creó a Adán y Eva y
              les dio libre albedrío. El pudo haber creado autómatas, sin embargo
              hizo que si ellos quisieran, aún tuvieran el derecho de rebelarse
              contra su creador. Lo cual ellos hicieron en el Jardín del Edén
              al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
              Debido a la rebelión de Adán y Eva, la tierra fue maldita y la
              muerte se introdujo en la creación. Es más, Adán y Eva cometieron
              los primeros asesinatos al matar animales para vestirse ellos mismos. 
            Cuando la tierra fue maldita a través de las mentiras
              de la serpiente (Satanás), ya no funcionaba tal como Dios la diseñó
              para funcionar. La tierra se ha desviado. Hay terremotos, incendios,
              hambrunas, inundaciones, tsunamis, caídas de meteoritos, ira y
              violencia en el corazón del hombre, y así podemos continuar. 
            Pero Dios no nos ha dejado en un mundo violento
              y peligroso sin una esperanza de vida, sin una salida, El se encarnó
              en forma de hombre, en Jesucristo, para que todo aquel que en él
              crea, no se pierda sino que tenga vida eterna. Para que todo el
              que le acepte tenga una relación personal con él, paz espiritual,
              perdón de sus pecados y vida eterna. Todo lo que usted tiene que
              hacer es orar: “Jesús te pido que vengas a mi vida, te acepto como
              mi Señor, toma control de mi vida, lávame con tu preciosa sangre
              derramada en la cruz del Calvario por mis pecados, manifiéstate
              a mi vida y protégeme de la destrucción a mí, a mi familia, a mi
              comunidad y a mi país”. 
            Muchos, incluyendo cristianos, pudieron haberse
              ahogado en un tsunami, o perecido en un huracán o terremoto. Sin
              embargo, al aceptar a Jesucristo como su amigo y salvador personal
              (solo pídaselo con sus propias palabras) tal como el apóstol Pablo
              lo manifestó, aún si usted muere, usted vivirá eternamente en un
              lugar llamado Cielo donde ya no hay muerte sino ¡gozo eterno en
              la presencia de Dios! 
            LE URGIMOS A QUE USTED ORE PARA QUE EL HURACÁN
              RITA SE DISIPE 
              Y NO OCASIONE MAS DAÑOS A LA COSTA DEL GOLFO. LA ORACIÓN DA RESULTADOS.
              JESÚS ORDENÓ A LA TORMENTA QUE SE CALMARA Y HUBO BONANZA. HOUSTON
              LE HA EXTENDIDO UNA MANO AMIGA A LAS VÍCTIMAS DEL HURACÁN KATRINA.
              VAMOS A ORAR POR LA BUENA GENTE DE GALVESTON EN HOUSTON Y POR TODA
              LA ZONA DEL GOLFO.          | 
   
  
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